San Sebastián, Donostia, en lengua vasca, muestra su elegancia en un lugar privilegiado. La bahía de la Concha, con sus playas, la isla de Santa Clara, además del río Urumea y los montes de Igueldo y de Urgull, atalayas para admirar sus encantos. La animada Parte Vieja, repleta de restaurantes y bares, es un paraíso para gastrónomos. El ensanche de la ciudad nos haría pensar en el París de Haussman si no fuera por la presencia del mar y de sus playas, que hicieron que la ciudad acogiera en los largos veraneos a los reyes y a su corte.